José Luis Claro Cruz

Tuvo una vida agitada, apasionante, de una abnegación a toda prueba y de una acción genialmente visionaria. Había nacido en los anárquicos días de 1826, siendo su hogar centro de reunión permanente de las grandes figuras políticas de la gesta emancipadora. Nieto del general José María de la Cruz, Ayudante del General O’Higgins, quien levantaría a la juventud intelectual del país contra la candidatura de Manuel Montt en 1851. Don José Luis Claro, de sólo 25 años, participa activamente en la revolución de 1851, junto a Vicuña Mackenna, Pedro Urriola, Francisco Bilbao y otros. Derrotado, huye hacia California.

Vuelto años más tarde, funda hogar junto a doña Amelia Solar Marín, y el 8 de diciembre de 1863 lo vemos actuar en el rescate de las víctimas del Incendio de la Compañía. Una sola decisión cabe en su mente y esa es fundar una Compañía de Bomberos. A su llamado responde toda una ciudad y el 20 de diciembre se crea el Cuerpo. Siempre rehuyó los halagos. Aceptó el cargo de Capitán de la Bomba del Poniente ese día histórico de 1863 y no los honores del Directorio. Por su estrecha amistad con el Presidente don José Manuel Balmaceda, el señor Claro cae en desgracia al ser derrocado el gobierno en 1891. Detenido e interrogado si antes había estado preso, contestó; “Sí, en dos oportunidades. La primera por revolucionario y ahora por constitucionalista”. Liberado, continuó prestando sus distinguidos servicios al Cuerpo, hasta su muerte el 21 de junio de 1901. El Iniciador y Fundador del Cuerpo de Bomberos de Santiago podía descansar en paz, porque su semilla había creado un bosque de sacrificio, abnegación y disciplina.

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