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DABANCENS PARTE A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Correspondencia
Miércoles 9 de septiembre de 1914 Señor Director:
Soi chileno, pero descendiente y de sangre francesa. Un deber sagrado me impone ayudar con mi humilde continjente a la defensa de la Patria de mis padres, hoi día invadida por el enemigo. Por este motivo parto a Francia, y por la presente vengo en rogarle obtener de la Compañía el permiso necesario para ausentarme de sus filas hasta mi regreso, si la suerte me permite volver. En caso contrario, ruego a mis queridos compañeros, tengan un recuerdo por el compañero que por más de veinte años les ha servido con abnegación y siempre ha llevado con honor el número tres.
Confiado en que siempre quedaré en sus filas, me permito, señor Director, despedirme de la Compañía por su intermedio con un fraternal abrazo a todos los compañeros y con un ¡hasta luego!… ¡Viva Chile!
 
Su atto. Y S.S.,
Emilio Dabancens
 
DABANCENS REGRESA DE LA GUERRA
Libro de Guardia
Lunes 27 de agosto de 1917 
“Hoy regresó del frente de los campos de batalla el voluntario señor Emilio Dabancens. La Compañía fue a esperarlo a la Estación Mapocho en unión de la entusiasta i patriótica Séptima Compañía con todo su material, y fue recibido en medio del mayor regocijo i entusiasmo.
Los vivas i hurras no cesaron en un solo instante hasta que llegaron al local de la Compañía que durante más de veinte años ha tenido en su seno al gran valiente que en los campos de batalla se ha ganado con su arrojo i su valor de chileno dos condecoraciones de las más importantes que da a su héroes el ejército francés.
En los salones de la Compañía se le tenia preparada una simpática recepción al valiente voluntario Dabancens, quien al llegar al Cuartel hizo entrega a su institución tan querida de las dos más altas condecoraciones que concede el gobierno francés: la “Cruz de Hierro” con tres citaciones en la orden del día i la “Cruz al Mérito Militar”.
El señor Luis Espinoza, Secretario de la Compañía con una oportuna improvisación dio la bienvenida al heroico soldado i manifestó que la Tercera se sentía feliz al par que orgullosa de recibir al más modesto i abnegado de sus voluntarios que fue al campo de acción a conquistar glorias para su querida Tercera.
Y como a última hora sólo se tuvo conocimiento de su llegada, los voluntarios se apresuraron a recibirlo no con una copa del espumante champagne sino con una de chicha, el licor de los chilenos. Terminó el señor Espinoza dando un brindis al festejado en nombre de la Compañía, mientras los voluntarios prorrumpieron en estruendosos vivas a Francia y al querido Dabancens.
Éste contestó profundamente emocionado, manifestando que siempre en los campos de batalla recordó a su querida Tercera i que cuando se le preguntó en varias ocasiones si antes había sido militar para hacer lo que había hecho, el se limitó a decir que era voluntario de los Bomberos de América, de la República de Chile, como saben serlo, inspirados en la abnegación i en el civismo. “Esta manifestación”- dijo – “debería hacerme derramar lágrimas de gratitud pero después de lo que he visto en los campos de batalla mis ojos están secos, no así mi corazón. Me cabe la satisfacción de regresar a Chile, porque mientras en Europa se cometen crímenes espantosos, aquí en América se labora por el progreso i se trabaja por afianzar la paz”.
Después de terminado este acto, siguió una amena charla que se prolongó hasta las 2:00 a.m.
Le es muy grato al Oficial de Guardia, dejar constancia en nombre de la Compañía de sus más profundos agradecimientos para con la Séptima Compañía por su gentil prueba de compañerismo de ir con su material a esperar a la Estación Mapocho a nuestro voluntario Dabancens.”
 

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